viernes, 4 de diciembre de 2009

2DO PROLOGO DE PEDRO SOLANS PARA LITORALMENTE

El adios a Melitona Enrique



El 13 de Noviembre de 2008




Un mensaje telefónico confirmaba el presentimiento: Era el final de una sobreviviente de la horrorosa masacre de Napalpí, de una heroína chaqueña, de una imagen de la Argentina del Bicentenario. Era el final de esa anciana qom-toba que parecía estar a la espera. La conocí durante la Semana Santa lluviosa del 2007.
Me habían anticipado que Melitona Enrique resistía. Se enfermaba, tocaba la muerte y volvía. Daba la sensación que quería cumplir con un mandato de sangre que nadie sabía: ¿Romper el silencio?¿Quebrar el olvido?


Fui a despedirme el viernes 3 de octubre de 2008. Sin embargo, el mensaje me produjo un vacío. Quedé con la sensación que "algo" me faltó preguntarle. No supe cómo hacer para compartir el rito de la despedida. Me miraba desconcertada. No tenía las mismas ganas de vivir. Le acaricié la mano. Escuchó con sorpresa la canción que le regaló Joselo Schuap. Estaba quietita en su cama, sus ojos se habrían y se cerraban armoniosamente.





Sus restos descansan en el Lote 40, en el cementerio aborígen, en el paraje El Aguará.
Allí me di cuenta que Melitona Enrique tenía una sabiduría a puro golpe de dolor, y que me había dejado el legado más importante de su historia. Los testimonios que dieron origen a "Crímenes en Sangre".
También comprendí sobre su tumba que su vida fue un tratado de amor, de paciencia, de lucha. Esperó que los sacudones del tiempo pusieran las cosas en su lugar. Tengo la certeza que cumplió su misión.

Pedro Jorge Solans

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